10/17/2023

LOS CRISTIANOS Y LA AUTORIDAD DE ESTOS PARA REPRENDER AL MALIGNO

 

ALGUNOS CRISTIANOS CREEN TENER EL PODER Y LA AUTORIDAD PARA REPRENDER A SATANAS Y QUE DE PASO TAMBIÉN NECESITAN ESTAR DEDICADOS INDEFINIDAMENTE AL MINISTERIO DE REPRENDERLO, PERO, NO HAY BASE BÍBLICA ALGUNA PARA TAL CREENCIA.

A diferencia de Dios, Satanás no es omnipresente. Sólo puede estar en un lugar a la vez, y la probabilidad de acosar personalmente a cristianos individuales es minúscula. Por supuesto, Satanás tiene legiones de demonios que hacen su voluntad, y están por todos lados tratando de destruir los testimonios de los fieles. Cabe señalar aquí que el cristiano no puede ser poseído por un demonio de la misma manera que se describe a la gente siendo poseída en la Biblia.

Como cristianos, debemos ser conscientes de la realidad de la presencia del mal. Mientras nos esforzamos por mantenernos firmes en nuestra fe, debemos darnos cuenta que nuestros enemigos no son meramente ideas humanas, sino las fuerzas reales que provienen de los poderes de las tinieblas. La Biblia dice, "Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes" (Efesios 6:12).

Claramente, Dios ha permitido a Satanás cantidades significativas de poder e influencia sobre la tierra, al menos por ahora, y siempre dentro del control soberano de Dios. La Biblia nos dice que Satanás anda alrededor como león en busca de presas, buscando víctimas para devorar (1 Pedro 5:8). Satanás es el poder obrando en los corazones de aquellos que se niegan a obedecer a Dios (Efesios 2:2). Quien no esté bajo el control del Dios soberano está bajo el control del diablo (Hechos 26:18; 2 Corintios 4:4). Los cristianos renacidos ya no son esclavos de Satanás o del pecado (Romanos 6:6-7), pero esto no significa que somos inmunes a las tentaciones que él pone delante de nosotros.

La Biblia no da autoridad a los cristianos para reprender al diablo, sino para resistirlo. Santiago 4:7 dice, "Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros”. Zacarías 3:2 nos dice que es el Señor quien reprende a Satanás. Incluso Miguel, uno de los más poderosos de los ángeles, no se atrevió a acusar a Satanás, sino que más bien dijo, "El Señor te reprenda" (Judas 1:9). En respuesta a los ataques de Satanás, un cristiano debe apelar a Cristo. En lugar de enfocarnos en derrotar al diablo, debemos centrarnos en seguir a Cristo (Hebreos 12:2) y confiar que Él derrotará a las fuerzas del mal.

No es necesario para un cristiano reprender a Satanás porque Dios nos ha dado Su armadura para luchar contra el mal (véase Efesios 6:10-18). Las armas más eficaces que tenemos contra el diablo son nuestra fe, sabiduría y conocimiento acerca de Dios y Su Palabra. Cristo, cuando tentado por Satanás, le respondió con la Escritura (ver a Mateo 4:1-11). Para obtener la victoria en asuntos espirituales, debemos mantener una conciencia limpia y tener control sobre nuestros pensamientos. “Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo" (2 Corintios 10:3-5).

10/07/2023

LOS 144,000

 


Este número de personas, son mencionados por primera vez en el libro de APOCALIPSIS  Capitulo 7 Versículo 4, el cual dice:

 Y OÍ EL NÚMERO DE LOS SELLADOS: CIENTO CUARENTA Y CUATRO MIL SELLADOS DE TODAS LAS TRIBUS DE LOS HIJOS DE ISRAEL

Este pasaje aparece en un intervalo entre el juicio del sexto sello de la tribulación (Apocalipsis 6:12-17) y la apertura del séptimo sello (Apocalipsis 8:1).

Dependiendo del enfoque de interpretación que se tenga según libro del Apocalipsis, se podrá dar respuesta a la siguiente pregunta  ¿quiénes son los 144.000?"  . El enfoque futurista, que es el que consideramos mejor, interpreta a los 144.000 de forma literal. Cuando se interpreta al pie de la letra, Apocalipsis 7:4 pareciera hablar de 144.000 personas que vivirán durante la tribulación del fin de los tiempos. No hay nada en el pasaje que nos lleve a interpretar a los 144.000 como otra cosa que no sea un número literal de judíos—12.000 tomado de cada tribu de los hijos de Israel, según los versículos 5-8.

Estos 144.000 judíos están "sellados", es decir, tienen la protección especial de Dios. Están a salvo de los juicios divinos y de la ira del Anticristo. Ellos podrán cumplir libremente su misión durante la tribulación. Ya se había profetizado que Israel se arrepentiría y volvería a Dios (Zacarías 12:10; Romanos 11:25-27), y los 144.000 judíos parecen ser una especie de "primicias" (Apocalipsis 14:4) de ese Israel redimido. Al parecer, su misión es evangelizar el mundo posterior a la llegada de CRISTO cuando venga buscar su iglesia y proclamar el Evangelio durante el período de la tribulación. Como resultado de su ministerio, millones—"una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas" (Apocalipsis 7:9)—vendrán a la fe en Cristo.

Una gran parte de la confusión con respecto a los 144.000 es el resultado de la falsa doctrina de los Testigos de Jehová. Los Testigos de Jehová afirman que 144.000 es un límite al número de personas que reinarán con Cristo en el cielo y pasarán la eternidad con Dios. Los 144.000 tienen lo que los Testigos de Jehová llaman la "esperanza celestial". Los que no están entre los 144.000 disfrutarán de lo que ellos llaman la "esperanza terrenal"—un paraíso en la tierra gobernado por Cristo y los 144.000. Es cierto que habrá gente gobernando en el milenio con Cristo. Estas personas serán la iglesia (los creyentes en Jesucristo, 1 Corintios 6:2), los santos del Antiguo Testamento (los creyentes que murieron antes de la primera venida de Cristo, Daniel 7:27) y los santos de la tribulación (los que aceptan a Cristo durante la tribulación, Apocalipsis 20:4). Sin embargo, la Biblia no establece ningún límite numérico para este grupo de personas. Además, el milenio es diferente del estado eterno, el cual se establecerá al completarse el período milenial. En ese momento, Dios habitará con nosotros en la Nueva Jerusalén. Él será nuestro Dios, y nosotros seremos Su pueblo (Apocalipsis 21:3). La herencia que se nos prometió en Cristo y que selló el Espíritu Santo (Efesios 1:13-14) será nuestra, y seremos coherederos con Cristo (Romanos 8:17)