DEDICADO AL ÚNICO DIOS EXISTENTE Y VIVIENTE JEHOVÁ DE LOS EJÉRCITOS, A NUESTRO AMADO SEÑOR JESUCRISTO, A EL BENDITO ESPÍRITU SANTO Y A LA BENDITA PALABRA DE DIOS.
8/29/2023
EL HOMBRE NO PUEDE HACER NINGUN TIPO DE PACTO CON DIOS
8/25/2023
JESUCRISTO EL CREADOR
EN EL LIBRO
DE GÉNESIS CAPÍTULO 1, VERSÍCULO 1 SE ESTABLECE QUE "EN EL PRINCIPIO CREÓ
DIOS LOS CIELOS Y LA TIERRA". LUEGO, COLOSENSES 1:16 DA UN DETALLE MÁS
RESPECTO A QUE DIOS CREÓ "TODAS LAS COSAS" A TRAVÉS DE JESUCRISTO. POR
LO TANTO, LA ENSEÑANZA CLARA DE LAS ESCRITURAS ES QUE JESÚS ES EL CREADOR DEL
UNIVERSO.
El misterio del Dios trino es difícil de entender y
aun así es una de las doctrinas revelada en las escrituras. En la biblia, tanto
Dios el Padre y a Jesús se les llama Pastor, Juez y Salvador. A los dos se les
llama "el que traspasaron" en el mismo versículo (Zacarías 12:10).
Cristo es la representación exacta de Dios Padre, teniendo la misma naturaleza
(Hebreos 1:3). Hay un sentido en el que todo lo que hace el Padre, también el
Hijo y el Espíritu lo hacen, y viceversa. A cada instante, siempre están en total
acuerdo, y los tres son iguales a un solo Dios (Deuteronomio 6:4). Sabiendo que
Cristo es Dios y tiene todos los atributos de Dios, ayuda a nuestra comprensión
de Jesús como el Creador.
"En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios" (Juan 1:1). Hay tres cosas importantes en este pasaje sobre Jesús y el Padre: 1) Jesús estaba "en el principio", estaba presente en la creación. Jesús había existido eternamente con Dios. 2) Jesús es distinto del Padre, estaba "con" Dios. 3) Jesús es el mismo Dios en naturaleza, él "era Dios".
HEBREOS 1:2
DICE, "EN ESTOS POSTREROS DÍAS NOS HA HABLADO POR EL HIJO, A QUIEN
CONSTITUYÓ HEREDERO DE TODO, Y POR QUIEN ASIMISMO HIZO EL UNIVERSO".
Cristo es el agente de la creación de Dios; el mundo fue creado "a
través" de él. El Padre y el Hijo tenían dos funciones distintas en la
creación, no obstante trabajaron juntos para lograr el cosmos. Juan dice,
"Todas las cosas por él [Jesús] fueron hechas, y sin él [Jesús] nada de lo
que ha sido hecho, fue hecho" (Juan 1:3). El apóstol Pablo reitera:
"sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros
somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas,
y nosotros por medio de él" (1 Corintios 8:6).
El Espíritu Santo, la tercera Persona de la
Trinidad, también fue un agente en la creación (Génesis 1:2). Ya que la palabra
hebrea para "espíritu" a menudo se traduce como "viento" o
"aliento", podemos ver la actividad de las tres personas de la
Trinidad en un versículo: "Por la palabra del Señor fueron hechos los
cielos, y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca" (Salmo
33:6). Tras un estudio profundo de las escrituras, podemos concluir que Dios el
Padre es el Creador (Salmo 102:25), y él creó por medio de Jesús, Dios el Hijo
(Hebreos 1:2).
8/21/2023
LOS OFICIOS DE APÓSTOL Y PROFETA NO ESTÁ VIGENTE EL DÍA DE HOY
ARGUMENTOS BÍBLICOS PARA
MANTENER LA POSTURA DE QUE EL OFICIO DEL APÓSTOL NO ESTÁ VIGENTE EL DÍA DE HOY.
Antes, Cualquier persona no podía llamarse apóstol. Había algunos requisitos para ello. Uno de ellos era que hubiera sido testigo del Cristo resucitado. Esa parece ser la implicación que da Pedro antes de elegir a Matías, quien reemplazaría a Judas Iscariote (ver Hch 1:22).
Esta interpretación se hace más sólida cuando el mismo autor de Hechos se toma tiempo para mostrar detalladamente que Pablo había visto al Cristo resucitado en el camino a Damasco (Hch 9; nota que el episodio se detalla de nuevo en los capítulos 22 y 26). Pablo hace énfasis después en que había sido Jesucristo mismo quien lo había llamado como apóstol: “Pablo, apóstol, no de parte de hombres ni mediante hombre alguno, sino por medio de Jesucristo y de Dios el Padre que lo resucitó de entre los muertos” (Gá 1:1). Sobre esto dice el teólogo Tom Schreiner: “para calificar como un apóstol, uno debía ser comisionado como apóstol y haber visto al Cristo resucitado”. El apóstol Pablo también habla a la iglesia en Corinto sobre las señales de los apóstoles: “Entre ustedes se operaron las señales de un verdadero apóstol, con toda perseverancia, por medio de señales, prodigios, y milagros” (2 Co 12:12). Aunque no es el punto de este artículo, es posible argumentar exegética, teológica, e históricamente que estas señales de apóstol ya no existen hoy. Además de todo lo anterior, Pablo se ve a sí mismo como el último de los apóstoles: “Después se apareció a Jacobo, luego a todos los apóstoles. Y al último de todos [los apóstoles], como a uno nacido fuera de tiempo, se me apareció también a mí” (1 Co 15:7–8). Llama la atención, adicionalmente, que cuando muere Jacobo no vemos que hubiera una reunión para llamar a otro apóstol más (Hch 12). Es decir, no hay sucesión apostólica; más bien, “la autoridad apostólica está puesta en las Escrituras, en el canon. Las Escrituras constituyen nuestra sola y final autoridad, y la enseñanza de los apóstoles está preservada en el testimonio de las Escrituras”.
HAY QUE TENER CUIDADO CON la Iglesia que dice ser guiada por apóstoles, porque
estos hombres o mujeres ejercen una
influencia más bien autoritaria sin mayor referencia escritural, dictando la
vida de sus seguidores. Esto es extremadamente peligroso, y debemos, con
cuidado pero con firmeza, DENUNCIAR ESE
ERROR QUE HA HECHO ESTRAGOS EN LA VIDA DE MILES.
¿EXISTEN
EN LA ACTUALIDAD VERDADEROS PROFETAS? NO CLARO QUE NO.
El don de profecía fue UN DON TEMPORAL DADO POR CRISTO para
establecer la iglesia. Los profetas fueron fundamentales para la iglesia
(Efesios 2:20). El profeta proclamaba un mensaje de parte del Señor para los
creyentes del primer siglo. A veces el mensaje de un profeta era revelador (una
nueva revelación y verdad de Dios), y a veces el mensaje de un profeta era
profético (ver Hechos 11:28 y 21:10). Los cristianos primitivos no tenían la
Biblia completa, y algunos de ellos no tuvieron acceso a ninguno de los libros
del Nuevo Testamento. Los profetas del Nuevo Testamento "suplieron la
carencia," proclamando el mensaje de Dios a las personas que no tenían
acceso a éste de otro modo. El último libro del Nuevo Testamento (el
Apocalipsis) no fue completado sino hasta finales del primer siglo. Así que, el
Señor envió a profetas a su pueblo para proclamar la Palabra de Dios.
No,
esto debido a que si el propósito de un profeta era revelar la verdad de Dios, ¿POR QUÉ NECESITARÍAMOS PROFETAS HOY, SI YA TENEMOS LA COMPLETA
REVELACIÓN DE DIOS EN LA BIBLIA? Si los profetas fueron el
"fundamento" de la iglesia primitiva, ¿todavía estamos construyendo
el "fundamento" hoy en día? ¿Puede Dios darle a alguien un mensaje
para otra persona? ¡Desde luego! ¿Le revela Dios la verdad a alguien de una
manera sobrenatural y le permite dar ese mensaje a otros? ¡Desde luego! Pero
¿es este el don bíblico de la profecía? No.
No te dejes engañar
estudia la palabra de DIOS.
8/12/2023
PADRE, HIJO Y ESPIRITU SANTO TRES PERSONAS EN UNA SOLA
UNA PERSONA, NO NECESARIAMENTE TIENE QUE SER UN SER HUMANO
Cuando
hablamos del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo como "Personas", no
queremos decir que sean seres humanos o que sean como la humanidad de alguna
manera. Sin embargo, en nuestro lenguaje cotidiano, esa es la forma como a
menudo se utiliza la palabra "persona", de modo que es comprensible
que exista cierta confusión en las referencias a las tres "Personas"
de la Trinidad.
CUANDO HABLAMOS DE
DIOS,
estamos usando la palabra Persona
para mostrar que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo tienen cada uno una
personalidad. Es decir, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo tienen intelecto,
emoción y voluntad. Cualquier ser con razonamiento, emoción y voluntad puede
ser considerado una persona; por tanto, los seres humanos son
personas, pero también lo son los seres angélicos y el Ser Divino. La
definición de persona no puede incluir el aspecto físico por la simple razón de
que los seres humanos no dejan de ser personas después de la muerte. El cuerpo
de una persona muerta queda atrás y se descompone, pero su verdadera
personalidad sigue viviendo en el cielo o en el infierno.
Cuando hablamos de la existencia de DIOS en tres personas, queremos decir que la existencia de DIOS se compone de tres niveles distintos de intelecto, emoción y voluntad. Cada persona de la Trinidad tiene un papel único en la creación y en la salvación de la humanidad. EL ESPÍRITU SANTO es único y no es el PADRE O EL HIJO (procede del Padre y del Hijo, Juan 15:26). El Padre y el Hijo también son únicos (cuando Jesús oró al Padre, no estaba orando a sí mismo, Lucas 23:34). Cada uno es DIOS, pero cada uno es una "Persona" independiente. El uso de la palabra persona es una de las únicas maneras que tiene el lenguaje humano para describir este concepto.
LAS TRES PERSONAS DE
LA TRINIDAD CONSTITUYEN EL ÚNICO Y PERFECTAMENTE DIOS UNIFICADO. Comparten la misma
naturaleza y esencia, y son todo el mismo DIOS,
pero cada persona individual de la
Trinidad ES DISTINTA Y ÚNICA. El hecho de que Dios exista en tres
Personas es importante por varias razones. Por ejemplo, Dios es amor (1 Juan
4:8). Pero, en la eternidad pasada, antes de que Dios creara cualquier otro
ser, ¿podría Dios haber sido realmente amor? Es decir, ¿puede existir el amor
donde no hay nadie a quien amar? Debido a que DIOS existe en tres Personas semejantes, coeternas, el amor también
existe. El amor eterno se ha expresado eternamente entre las Personas de la
Divinidad. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, siempre se han amado, y por
lo tanto el amor es eterno.
Una vez que dejamos
de lado la noción de que UNA "PERSONA" SÓLO PUEDE SER UNA
"PERSONA HUMANA", podemos entender más fácilmente cómo puede decirse
correctamente que Dios existe en tres "Personas".
8/07/2023
LA PROFESIA DE DANIEL 12:4 SE REFIERE EXCLUSIVAMENTE AL TIEMPO DE LA TRIBULACIÓN
DANIEL 12:4, “PERO TÚ, DANIEL, CIERRA
LAS PALABRAS Y SELLA EL LIBRO HASTA EL TIEMPO DEL FIN. MUCHOS CORRERÁN DE AQUÍ
PARA ALLÁ, Y LA CIENCIA SE AUMENTARÁ”.
Entre nosotros está ampliamente difundida la
interpretación de que Daniel 12:4 se refiere a los tiempos modernos. El hecho
es que si leemos Daniel 12:4 en su contexto, vemos que el párrafo se refiere al
tiempo de la tribulación, cuando muchos judíos estudiarán las profecías de
Daniel y se convertirán al Mesías.
Algunos comentaristas de la profecía bíblica, enseñan
que DANIEL DEBÍA CERRAR Y SELLAR EL
LIBRO porque sus profecías hablaban de tiempos modernos, y por eso los
contemporáneos de Daniel no las podían comprender. Estaba reservado para la
gente de los tiempos modernos el comprender esas profecías, ya que sólo los que
se estuvieran acercando al cumplimiento de esos sucesos, podrían comprender lo
que el profeta veía. Esta manera de pensar no se puede confirmar. El cerrar y
sellar del libro hasta el tiempo del fin, significa algo muy diferente. Se
trata de la orden de guardar el libro de Daniel. EL COMENTARIO DE STEPHEN MILLER EXPLICA MUY ACERTADAMENTE ESTE
ASPECTO DE DANIEL 12:4. Dice así: “En el antiguo Cercano Oriente era
costumbre “sellar” un documento importante, imprimiéndole los distintivos de
los participantes y del escribiente. Un texto sellado no podía ser redactado ni
cambiado. Luego se copiaba el documento original y se lo ponía en un lugar
seguro (‘cerrar’), donde podía ser conservado. Una excelente ilustración de
este proceso se encuentra en el libro de Jeremías, cap. 32, vs. 9 al 12: ‘Y
compré la heredad de Hanameel, hijo de mi tío, la cual estaba en Anatot, y le
pesé el dinero; diecisiete siclos de plata. Y escribí la carta y la sellé, y la
hice certificar con testigos, y pesé el dinero en balanza. Tomé luego la carta
de venta, sellada según el derecho y costumbre, y la copia abierta. Y di la
carta de venta a Baruc hijo de Nerías, hijo de Maasías, delante de Hanameel el
hijo de mi tío, y delante de los testigos que habían suscrito la carta de
venta, delante de todos los judíos que estaban en el patio de la cárcel”. El
documento de compra de Jeremías no fue sellado para ‘ocultar’ el contenido o
para mantenerlo ‘en secreto’, sino para preservar el documento. Jeremías, de
hecho, realizó esta transacción en presencia de su primo y de ‘los testigos que
habían suscrito la carta de venta, delante de todos los judíos que estaban en
el patio de la cárcel’ (como vemos en Jer. 32:12). También existía una ‘copia
no sellada’ del documento, que estaba abierta, posiblemente para ser revisada.
De acuerdo con esto, Gabriel le dio la orden a Daniel
de guardar ‘las palabras del rollo’, y no sólo esta última visión, sino todo el
libro, para aquellos que vivieran en el ‘tiempo del fin’, cuando este mensaje
fuera necesario.”
En el capítulo 8:26, Daniel recibe la misma orden, o
sea que debía “sellar” la visión. Por lo tanto, no se trata de que Daniel
hubiera sellado estas palabras para que fueran un secreto hasta algún tiempo
futuro, sino para que la profecía fuera guardada y estuviera disponible cuando
fuera necesitada en el futuro. Pero, ¿cuándo será eso?
El término hebreo para “tiempo del fin” puede ser
hallado cinco veces en el Antiguo Testamento, y siempre en el libro de Daniel
(8:17; 11:35 y 40; 12:4 y 9). Además de esto, en Daniel 8:19 encontramos una
formulación similar. Daniel 8:26 dice sobre la visión: “Es para muchos días.” Y
Daniel 10:14, explica: “He venido para hacerte saber lo que ha de venir a tu
pueblo en los postreros días; porque la visión es para esos días.” Es
interesante ver que al final del libro de Daniel, donde se concentra la
profecía para el futuro, al menos ocho veces encontramos una declaración con
respecto al tiempo del fin. De este modo, vemos claramente cuándo deben suceder
estas cosas en el plan profético de Dios para la historia.
Como la expresión “tiempo del fin” aparece solamente
en el libro de Daniel, creo que eso sólo puede referirse al final de un período
de tiempo mencionado en el libro de Daniel. Daniel 8:17 dice: “Entiende, hijo
de hombre, porque la visión es para el tiempo del fin.” Y en el versículo 19
dice: “He aquí yo te enseñaré lo que ha de venir al fin de la ira; porque eso
es para el tiempo del fin.” Tomando estos dos versículos juntos, vemos que
ambos deben referirse al mismo período de tiempo. Visto en el contexto, el primer
tiempo de ira se referiría a los acontecimientos alrededor de Antíoco Epífanes
en el siglo dos a.C. Pero aquí, el ángel enviado le habla a Daniel del “fin de
la ira”, “porque eso es para el tiempo del fin”. En todo el libro de Daniel, el
último tiempo de la ira trata del tiempo de tribulación, poco antes de la
llegada del Mesías.
Todos los demás usos de “tiempo del fin” en Daniel
(11:35 y 40; y 12:4 y 9) se refieren a lo mismo, es decir, al tiempo de la
tribulación. “Por lo tanto, las profecías reveladas debían ser aplicables,
sobre todo, para aquellos que vivieran en el ‘tiempo del fin’”, según John
Walvoord.
Recuerdo mirar un programa semanal sobre profecía en
la televisión, a fines de los años 90. Dicho programa, durante un año explicó
la explosión de la tecnología moderna, repitiendo constantemente la afirmación:
“El conocimiento de duplica cada 17 meses.” Toda la documentación se basaba en
su (mal)entendido de Daniel 12:4, según el cual una explosión de conocimientos
sería el cumplimiento de la profecía: “Y la ciencia se aumentará”. No cuestiono
la explosión de conocimiento, pero Daniel 12:4 no es una profecía sobre
crecientes conocimientos científicos en algún tiempo de la historia. En lugar
de eso, el texto habla, como se puede ver claramente al tener en cuenta el
contexto, del pueblo judío que comprenderá las profecías durante el tiempo de
la tribulación.
El conocimiento aquí mencionado no es tan sólo un
conocimiento general. Si éste fuera el caso, no tendría el artículo definido en
hebreo. Pero, como utiliza el artículo definido, el texto habla de un
conocimiento determinado y no general. De modo que en el contexto no puede
tratarse de otra cosa, sino del entendimiento de las profecías que Daniel tuvo
que sellar hasta el tiempo del fin.
Esto no significa que hasta entonces nadie entenderá
las profecías. Creo que los creyentes nacidos de nuevo pueden comprender la
profecía de Daniel, cuando la estudian, e investigan su significado. No
obstante, este pasaje dice claramente, en el contexto, que el pueblo judío,
como un todo, recién comprenderá las profecías del libro de Daniel “en el
tiempo del fin”. La razón por la cual no comprenderán la profecía antes de eso,
es la ceguera espiritual que actualmente reina en todos los judíos, incluso con
respecto a la comprensión del Antiguo Testamento – con excepción del remanente
creyente en la iglesia. Pablo explica: “Pero el entendimiento de ellos se
embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el
mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado. Y aun hasta el día de
hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos.
Pero, cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará” (así leemos en 2 Co.
3:14 al 16). Este velo será quitado en algún momento de la tribulación, e
Israel recibirá el entendimiento correcto de sus escritos proféticos. Nosotros
los gentiles, no obstante, deberíamos cuidarnos de pensar que la ceguera
espiritual sólo le ocurre a Israel. ¡Ése no es el caso! De hecho, la ceguera
espiritual es la situación de cada individuo hasta que reconozca a Cristo como
su redentor (como vemos en varios pasajes, 1 Co.; Ef.; y 1 Jn.).
También creo que una afirmación más tardía, del ángel
enviado, confirma mi interpretación: “Anda, Daniel, pues estas palabras están
cerradas y selladas hasta el tiempo del fin. Muchos serán limpios, y
emblanquecidos y purificados; los impíos procederán impíamente, y ninguno de
los impíos entenderá, pero los entendidos comprenderán” (Dn. 12:9 y 10). Los
incrédulos nunca comprenderán estas cosas, e Israel será depurado de ellos, de
modo que al final de la tribulación quedarán aquellos que crean en Jesús como
su Mesías. Éstos son los llamados “entendidos”.
¿Cuándo recibirán la comprensión? Cuando se cumpla
Daniel 12:4.
Autor: Dr. Thomas Ice