TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO (T.O.C) EN LA MENTE DE LOS CRISTIANOS
ALGUNOS CRISTIANOS
FAMOSOS SUFRIERON DE EPISODIOS DE TOC
En términos médi cos estos pensamientos no deseados e intrusivos son llamados obsesiones. Una compulsión, algo como lavarse las manos, es una acción que se lleva a cabo en un intento infructuoso para aliviar la ansiedad causada por el pensamiento obsesivo. A veces estos pensamientos no deseados incluyen malas palabras o blasfemias. Las personas que sufren de TOC a menudo tienen un alto concepto de moralidad, son personas que nunca, nunca dirían o pondrían en práctica aquellos pensamientos que tanto temen. Nadie hace nada moralmente objetable a causa del TOC, hay un área del cerebro que muestra hiperactividad en aquellos que sufren de TOC.
Se llama corteza orbitofrontal y está localizada en la parte inferior del frente del cerebro. Se cree que una de las funciones de la corteza orbitofrontal es ayudarnos a evaluar los riesgos, castigos y recompensas resultantes de nuestro comportamiento. Las tomografías por emisión de positrones (PET por sus siglas en inglés) revelan que hay un exceso de actividad en esta región del cerebro en aquellos que están pasando por un episodio de TOC. ¿Quiere decir esto que la corteza orbitofrontal está dañada en las personas con TOC? Quizás no. Si la corteza orbitofrontal está constantemente evaluando las consecuencias que podrían resultar de pensamientos no deseados durante un episodio de TOC, entonces esta hiperactividad de la corteza orbitofrontal podría ser consecuencia, no la causa del TOC.
¿Sabías que algunos famosos cristianos sufrieron de episodios de TOC,
tales como John Bunyan, quien describe su sufrimiento con el TOC, aunque esta
condición no era llamada así entonces:
Aproximadamente un mes después, una gran tormenta cayó sobre mí y me
sacudió veinte veces peor que cualquier cosa que hubiera enfrentado antes; vino
para robarme, primero una pieza y luego otra; primero, toda mi tranquilidad me
fue quitada y la oscuridad se apoderó de mí, después se derramaron sobre mi
inundación de blasfemias contra Dios, Cristo y las escrituras, para mi
confusión y asombro. Estos pensamientos blasfemos fueron tan intensos que
despertaron preguntas en mí contra el mismo Dios y su amado Hijo unigénito;
¿existiría o no un Dios o un Cristo? ¿y si las Sagradas Escrituras no eran más
que una fábula o una historia astuta en vez de la santa y pura Palabra de Dios?
Las agonizantes luchas mentales de Bunyan, que fueron muy intensas, duraron
años hasta que finalmente encontró descanso y libertad por medio de la gracia
de Dios y un correcto entendimiento de la escritura. Lo que aprendió de su
experiencia con el TOC le dio un maravilloso entendimiento de la gracia de Dios
y esto, a su vez, fue usado por Dios para convertirlo en un predicador que
trajo muchas almas al Reino de Dios. Dado que Bunyan salió de su experiencia
con TOC, y fue una persona que fue muy utilizada por Dios, ten en cuenta que lo
mismo podría sucederte a ti o a tu ser querido con TOC. El hombre conocido como
«El príncipe de los predicadores» CHARLES
SPURGEON también episodios de TOC. Spurgeon escribió: He escuchado a
alguien decir, «Soy atormentado con pensamientos horribles. A donde voy las
blasfemias invaden mi mente. Frecuentemente en mi trabajo una terrible
sugerencia se impone sobre mí, e incluso en la cama me sorprenden los susurros
del maligno. No puedo huir de esta horrible tentación». Amigo, sé de lo que
hablas ya que yo mismo fui cazado por el mismo lobo. Un hombre podría esperar
luchar contra un enjambre de moscas con una espada y dominar sus propios
pensamientos cuando el demonio lo ataca. Una pobre alma tentada, asaltada por
sugerencias satánicas, es como un viajero del que he leído, acerca de cuya
cabeza, orejas y cuerpo entero surgió un enjambre de abejas enojadas. No podía
mantenerlos alejados ni escapar de ellos. Lo picaron en todas partes y
amenazaron con matarlo. No me sorprende que sientas que no tienes fuerzas para
detener estos horribles y abominables pensamientos que Satanás vierte en tu
alma. Aun así, te recordaría la Escritura que tenemos ante nosotros: «Porque
Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos».
Ambos hombres encontraron alivio y liberación espiritual del TOC a
través de un correcto entendimiento de la biblia. Si sufres de TOC, ¡lee como
puedes encontrar alivio tú también! Incluso si no te afecta esta condición,
todos luchamos con pensamientos no deseados de vez en cuando. En tales
situaciones, ¡estos principios escriturales probados y verdaderos pueden
funcionar para ti también! ¡Puedo dar fe de que trabajaron milagrosamente para mí!
¿CÓMO FUNCIONA EL TOC?
Así funciona usualmente el ciclo del TOC: Debido a su consciencia
iluminada y sus convicciones morales, un cristiano con TOC teme tener un
pensamiento no deseado. El cristiano trata fuertemente de no tener un
pensamiento intrusivo, pero entre más se esfuerza, el pensamiento más se
instala en su mente. ¡No puedes evitar algo conscientemente, a menos que lo
tengas en cuenta!
Él o ella termina pensando involuntariamente en ese pensamiento no
deseado ya que siempre está en su mente. Para alguien que no sufre de TOC puede
ser difícil imaginar cómo podría ser esto un problema. Déjame darte un ejemplo
que podría ayudarte a comprender. Imagina que alguien te dijera: «Si piensas en
la Estatua de la Libertad irás al infierno». Si le creíste te encontrarías en
un problema, ya que ¡no podrías dejar de pensar en la Estatua de la Libertad!
Tal como lo mencionaron Spurgeon y Bunyan, también podría haber un ataque
espiritual al mismo tiempo, en el cual Satanás o sus subordinados tentadores
podrían sugerir pensamientos en la mente de la persona.
La persona se siente culpable o ansiosa por haber pensado en eso. El
tentador podría sugerir pasajes los cuales serían condenatorios (textos mal
citados, que no aplican y tuercen la intención de las escrituras, tal como lo
hizo cuando tentó a Jesús, aunque esto no es reconocido al principio por el
paciente con TOC). La persona afectada está atormentada por preguntas que le
preocupan, tales como: «¡Qué pensamiento tan horrible! ¿Dios me perdonará por esto?»,,¿Quiere
decir esto que no soy realmente un cristiano (o uno de los elegidos)? Un
verdadero cristiano no pensaría cosas así, ¿o sí?», «¿He cometido el pecado
imperdonable?», «¿Iré al infierno?», «¿Me he apartado de Dios (o he perdido mi
salvación)?» El cristiano con TOC podría recurrir a alguna forma de
comportamiento compulsivo inofensivo para aliviar la ansiedad causada por los
pensamientos obsesivos (por ejemplo, susurrar oraciones de arrepentimiento en
voz baja).
La persona resuelve firmemente no volver a pensar en ello otra vez. Debido
a la tremenda culpa y temor a la condena de Dios asociada al pensamiento, la
persona con TOC no puede dejar de pensar en ello y el ciclo completo empieza
otra vez. ¡Es como si él o ella estuvieran en un ciclo de retroalimentación o
cinta de correr sin fin de la cual no pueden salir! Todo este tiempo la corteza
orbital del paciente con TOC muestra una mayor actividad. ¡Literalmente se
sobrecalienta!
(Ya que las preguntas de arriba causan un considerable nivel de
ansiedad a la persona con TOC, contestaremos a cada una de ellas abajo).
Algo relacionado a la batalla con el TOC a veces sucede en la mente de
todos los cristianos
El apóstol Pablo escribió en Romanos capítulo siete: «…Pero yo no
conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la
ley no dijera: No codiciarás. Mas el pecado, tomando ocasión por el
mandamiento, produjo en mí toda codicia; porque sin la ley el pecado está
muerto.»
Codiciar es desear algo que no es legítimamente tuyo. Pablo quería
evitar la codicia ya que uno de los diez mandamientos es: «No codiciarás». Sin
embargo, es evidente que en algún punto de su vida Pablo luchó con toda clase
de pensamientos codiciosos. ¡Que irónico que la ley moral, que es algo muy
bueno, despertó pensamientos pecaminosos en Pablo, lo cual era algo muy malo!
¿Lo que está describiendo el apóstol Pablo suena como un episodio de
TOC, ¿no? Es típico de la lucha con los pensamientos y deseos equivocados que
todos tenemos. Debido al parecido entre un episodio de TOC y lo que Pablo está
describiendo aquí, estoy convencido de que el TOC es una manifestación de
nuestro ser interior, también llamado nuestra naturaleza pecaminosa o carne.
Pero existe una diferencia importante entre los episodios de TOC y otras luchas
con el pecado: Los episodios de TOC siempre son batallas que solamente tienen
lugar en nuestra mente porque los pacientes con TOC nunca llevarían a cabo
deliberadamente los terribles pensamientos que ocurren durante un episodio de
TOC.
Como se prometió, responderemos a cada una de las molestas preguntas
mencionadas anteriormente.
PREGUNTAS: «¡Qué pensamiento tan horrible! ¿Dios me perdonará por esto?
«
Dios tiene misericordia de nosotros porque tenemos dos naturalezas
Cuando una persona está luchando contra el pecado, dos aspectos de su
ser interior están en guerra ¿Cuáles son?
En sus estudios con pacientes de TOC, el doctor Schwartz reconocía que
hay un aspecto de sus voluntades o mente que parece ser independiente de sus
cerebros en mal funcionamiento. La biblia le llama a esto espíritu. Este es tu
hombre interior, tu mente sobria, tu verdadero yo. Se le llama de diversas
formas: naturaleza superior, naturaleza espiritual, conciencia, voluntad o tu
verdadero yo. Es la parte de ti que desea hacer lo correcto. Es la parte de ti
que le dice a tu cerebro que pensar. El problema con el TOC es que el cerebro,
corrompido por la caída, no siempre obedece al espíritu.
Tu espíritu es el verdadero tú. Es la parte de ti que no desea tener
esos pensamientos obsesivos.
Entonces aparece tu naturaleza pecaminosa. Es la parte de ti que se
inclina a hacer lo malo. Tiene diferentes nombres: tu viejo hombre, naturaleza
pecaminosa, naturaleza corrompida, o simplemente tu carne. Todos heredamos
nuestras naturalezas pecaminosas de nuestros padres caídos, Adán y Eva porque
fuimos parte de ellos, o «en» ellos cuando se rebelaron contra Dios en el
Jardín del Edén. Si sufres de TOC, tu naturaleza pecaminosa impulsivamente
suelta pensamientos prohibidos en contra de la voluntad de tu espíritu.
La unión del espíritu y el cuerpo (incluyendo el cerebro) nos
convierte en un alma viviente. El alma es la totalidad de una persona,
compuesta de cuerpo, pensamientos físicos y espíritu. El alma es conocida por
su carácter. Un alma que se ha rendido a su baja naturaleza y ha permitido que
ella lo gobierne tiene un carácter indisciplinado. Esa persona es carnal o
inmadura. Si esa persona es cristiana, es un bebé en Cristo. Pablo dijo a los
corintios que esa era su condición porque había mucha lucha entre ellos:
De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino
como a carnales, como a niños en Cristo. Os di a beber leche, y no vianda;
porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía, porque aún sois carnales;
pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois
carnales, y andáis como hombres?
1 Corintios 3:1-3 Por otro lado, un hombre que ha obtenido control
sobre su naturaleza inferior tiene un carácter disciplinado. Él es un hombre
espiritual o maduro. Si estás batallando fuertemente contra tu baja naturaleza,
pero aún no has ganado el control, anímate. Esta es una señal de que no estás
contento siendo bebé, sino que quieres madurar. Uno de los prerrequisitos más
importantes para ganar cualquier batalla es tener un intenso deseo de ganarla.
Si eres cristiano, no es solo tu espíritu y tu carne las que están en
guerra dentro de ti. El Espíritu Santo de Dios también está dentro de ti para
ayudarte a superar el pecado, así que Él está en guerra con tu naturaleza
pecaminosa. El Espíritu de Dios habita dentro de ti, comunicándose contigo y
guiando tu espíritu. Con la guía del Espíritu Santo de Dios tu consciencia
ahora está incluso más iluminada de lo que estaba antes de tu conversión. El
apóstol Pablo escribe acerca de esta batalla entre el Espíritu de Dios y la
naturaleza caída:
Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu
es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.
Gálatas 5:17, ¿Alguna vez has visto a alguien correr para ayudar a un
jinete con un caballo fuera de control? Nuestra carne es como un poderoso y
valiente caballo que no puede ser controlado sin la ayuda de alguien más.
Necesitamos de la ayuda del Espíritu Santo para controlarlo. ¡Sin su ayuda
estamos condenados a seguir siendo cristianos carnales!
Ahora volvamos al capítulo 7 de Romanos donde Pablo describió su
experiencia con la codicia. Mientras continuaba su disertación, describió la
condición miserable de un cristiano carnal que todavía no ha aprendido a
controlar su carne a través de la ayuda del Espíritu Santo:
Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino
lo que aborrezco, eso hago.
Romanos 7:15-. Entonces llegó Pablo a una sorprendente conclusión: Y
si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí.
Romanos 7:20, Un pensamiento es una acción interior, no exterior. Pero
la verdad que Pablo está expresando todavía se aplica, porque cuando piensas,
estás haciendo algo interiormente.
Si piensas en algo que no deseas pensar, no eres tú quien lo hace sino
el pecado que habita en ti
No olvidemos que Satanás y sus demonios son tentadores y son capaces
de sugerir pensamientos blasfemos a las mentes de las personas. Refiriéndose a
esto Spurgeon escribió:
Si odias estos pensamientos, entonces no son tuyos, sino que son inyectados
por el demonio, de los cuales es responsable, no tú. Si luchas contra ellos, no
son más tuyos que las maldiciones y falsedades de los alborotadores en la
calle. Es por medio de estos pensamientos que el diablo te lleva a la
desesperación, o al menos te impide confiar en Jesús. La pobre mujer enferma no
pudo venir a Jesús por la presión de la multitud, y tú estás en la misma
condición, debido a la avalancha y la gran cantidad de pensamientos terribles.
Aun así, extendió el dedo, tocó el borde del manto del Señor y fue sanada. Haz
lo mismo.
Jesús murió por aquellos que son culpables de «todo tipo de pecado y
blasfemia» y, por lo tanto, estoy seguro de que no rechazará a los que son
infelices esclavos de malos pensamientos. Descansa en Él, con todo y tus
pensamientos, y ve si no es poderoso para salvarte. Él puede calmar esos
horribles susurros del demonio, o puede permitirte verlos en su verdadera luz
para que no te preocupes por ellos. A su propia manera Él puede salvarte y lo
hará y te dará una perfecta paz. Confía solamente en Él para esto y para todo
lo demás.
Charles Spurgeon afirmaba que Dios no te condenará por los pensamientos
de tentación que Satanás o sus subordinados sugieren en tu mente.
Pablo reconocía que no era su espíritu, su verdadero hombre interior,
el que hacía cosas pecaminosas, porque el no las quería hacer. Más bien era una
naturaleza pecaminosa que aún no había aprendido a controlar por completo.
Esta es una importante verdad que los cristianos que sufren de TOC
deben reconocer. Cuando sus pacientes se encuentran involuntariamente pensando
en cosas que no desean pensar, el doctor Schwartz los anima a reconocer que es
un mero síntoma de TOC. Él les enseña a pensar «no soy yo, es mi TOC». No es su
verdadera persona interior la que piensa aquellos pensamientos. Los
pensamientos involuntarios son un mero síntoma de que una porción de su cerebro
no está funcionando bien.
Como un cristiano que lucha contra el TOC, puedes decirte algo
parecido cuando un pensamiento no deseado, intrusivo aparezca: «No soy yo, es
solamente mi carne». O «no soy yo, es solamente una tentación».
Reconocer esta verdad ayuda a los pacientes con TOC a saltar la cinta
de correr y detener el ciclo de retroalimentación sin fin. Los pensamientos no
deseados deben ser visto como lo que verdaderamente son, como travesuras de un
cerebro carnal que no se está comportando como deseamos, o como tentaciones
sugeridas a tu mente desde una fuente externa. Cuando reconocemos que estos pensamientos
no son verdaderas expresiones de nuestro interior, entonces podremos entender
por qué Dios está dispuesto a tener misericordia de nosotros.
Podemos entonces reconocer, como Pablo: Porque Dios sujetó a todos en
desobediencia, para tener misericordia de todos.
Romanos 11:32. Solo tenemos que confesar nuestros pecados, incluidos
los pensamientos pecaminosos y Dios los perdonará: Si confesamos nuestros
pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de
toda maldad.
1 Juan 1:9- Al igual que Pablo podemos reconocer que, «Ahora, pues,
ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan
conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.»
¿Lo entendiste? «NINGUNA CONDENACIÓN HAY PARA LOS QUE ESTÁN EN CRISTO
JESÚS». Debido a que no es tu verdadero tú, tu espíritu, el que tiene esos
pensamientos no deseados, Dios no te condenará por ellos, porque estás en unión
con Cristo Jesús.
Así que para responder a la pregunta: «¡Qué pensamiento tan horrible!
¿Dios me perdonará por esto?» ¡Sí! ¡Dios te perdonará si te arrepientes y
confiesas! Te perdonará por tres razones:
No fue el verdadero tú, tu espíritu, quien inició ese pensamiento no
deseado. Fue tu carne.
Pasaje clave: Romanos 7:20. Los pensamientos del TOC vienen de tu
propio cerebro. Eso es lo que los hace parecer tan aterradores. Pero déjame
aclarar de nuevo lo siguiente: el verdadero tú, tu espíritu, no es tu mismo
cerebro. Tu espíritu es el centro de tu voluntad, le dice a tu cerebro que
pensar. Pero debido al TOC, tu cerebro no siempre piensa lo que tu espíritu
desea que pienses. Tu cerebro impulsivamente piensa cosas indeseables, y sí, a
veces momentáneamente incluso quiere pensarlas. Esto es mucho más probable que
suceda si tu cerebro está cansado, sobre estimulado, frustrado o asustado.
Cuando tienes un pensamiento de TOC, tu carne momentáneamente gana control y no
obedece a tu espíritu.
¿Cómo puedes saber si un pensamiento vino de tu espíritu o de tu
naturaleza pecaminosa? Si no te sientes feliz cuando tienes esos pensamientos,
te arrepientes y quieres dejarlos, entonces fue tu carne la que los pensó, no
tu verdadero yo. Por eso cuando los apóstoles estaban tratando de permanecer
despiertos y orar, pero se durmieron, Jesús dijo: «el espíritu a la verdad está
dispuesto, pero la carne es débil». A Jesús no le agradó que los discípulos
durmieran, pero lo entendió y los perdonó.
Por eso Dios nos perdona por aquellos pensamientos. Él sabe que tu
espíritu está dispuesto, aunque tu mente no siempre obedece a tu espíritu.
Jesús murió por ese pecado. El siguiente día vio Juan a Jesús que
venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Juan 1:29. Él prometió perdonarnos si confesamos nuestros pecados (1
Juan 1:9)
Sabiendo que Dios no te condenará, ya no necesitas temer el castigo
¡Puedes salir de la caminadora! Ahora puedes apartar tu mente de esos
pensamientos pecaminosos hacia otras cosas, hacia cosas buenas.
PREGUNTAS: «¿Quiere decir esto que no soy realmente un cristiano (o
uno de los elegidos)? Un verdadero cristiano no pensaría cosas así, ¿o sí? «
Los cristianos no son perfectos aun. Incluso el apóstol Pablo escribió
en Filipenses 3:12, «No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino
que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por
Cristo Jesús.»
Ninguno de nosotros será hecho perfecto hasta que estemos con Cristo
en el cielo (Hebreos 12:23). De todas formas, podemos y debemos crecer hacia la
perfección o la madurez.
Así que sí, es posible que un verdadero cristiano tenga pensamientos
no deseados. Tal como hemos visto en Romanos capítulo 7, el mismo Pablo a veces
sufrió con pensamientos no deseados. Todos los cristianos lo hacen. Por
supuesto, los no cristianos también sufren con pensamientos no deseados. Pero
hay una diferencia crucial que distingue al elegido del perdido. Es su fe, o
confianza en Cristo.
De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna.
Juan 6:47. ¿Has puesto tu confianza en Jesús para salvación? ¿has
confiado en el cómo tu Señor y Maestro? ¿te has comprometido a servirle? sí así
es, de acuerdo al pasaje de arriba, AHORA TIENES vida eterna. ¡La posees ahora
mismo!
Solo piensa en esto. La vida eterna es una vida que nunca acaba. Si alguna
vez la fueras a perder no sería eterna, ¿o sí? Jesús definió la vida eterna de
esta manera cuando dijo:
De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me
envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, más ha pasado de muerte a
vida.
Juan 5:24. Si alguien posee vida eterna, entonces «NO VENDRÁ A
CONDENACIÓN» sino que «HA PASADO DE MUERTE A VIDA».
Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy
vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre
que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de
mi Padre.
Juan 10:27-29. ¿Escuchas las palabras de Jesús y lo sigues? Entonces
Él sabe que eres suyo. Te da vida eterna, no perecerás jamás. ¡Nadie puede
arrebatarte de su mano! ¡Ni Satanás, ni un falso maestro, ni tú mismo! Si
pudieras alguna vez perecer, entonces no tendrías verdadera vida eterna. Pero
de acuerdo a Jesús ¡ya posees vida eterna! Sí, has recibido verdadera vida
eterna si pusiste tu fe en Él.
PREGUNTA: «¿He cometido el pecado imperdonable? «
Para entender en que consiste el pecado imperdonable. Por ahora basta
con decir que, si lo hubieras cometido, no estarías muy preocupado por eso,
porque quienes lo cometen no se pueden arrepentir como veremos ahora.
PREGUNTAS: «¿Iré al infierno? ¿Me he apartado de Dios (o he perdido mi
salvación)? «
¿Te arrepientes de las cosas que has hecho y estás dispuesto al
cambio? Entonces no te has alejado de Dios ni perdido tu salvación. Aquellos
que se han alejado de Dios no pueden renovarse al arrepentimiento. Permanece
tranquilo ya que, si estás arrepentido, no te has apartado de Dios.
Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron
del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, y asimismo
gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, y
recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo
para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio.
Hebreos 6:4-6. No solo eso, sino que aquellos que se apartan que se
apartan de Jesús nunca creyeron ya que el escritor de la carta a los hebreos
continúa diciendo que «apartarse» (abandonar a Cristo) no «pertenece a la
salvación». Más bien es el final de aquellos que llevan tercamente «espinos y
abrojos» (malas acciones) a pesar de las muchas oportunidades de
arrepentimiento de un Dios amoroso y misericordioso.
Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y
produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe
bendición de Dios; pero la que produce espinos y abrojos es reprobada, está
próxima a ser maldecida, y su fin es el ser quemada. Pero en cuanto a vosotros,
oh amados, estamos persuadidos de cosas mejores, y que pertenecen a la
salvación, aunque hablamos así.
hebreos 6:7-9. ¿Estás arrepentido? ¿Aun amas a Jesús? ¿Deseas servir a
Dios? Entonces no te has apartado.
Los pensamientos producidos por el TOC no harán que Dios te condene, o
que pierdas tu salvación, ni impedirán que Dios ame y acepte a cualquiera que
haya creído en Cristo. Tu aceptación delante de Dios está basada en la justicia
de Cristo, no en tu propia justicia. Pon
tu mente en paz, querido amigo cristiano. Aquellos pensamientos no deseados son
solo síntomas de tu naturaleza inferior, tu carne. Dios sabe que tu naturaleza
superior, tu espíritu, no desea tener tales pensamientos. Él te entiende y te
perdonará. Así que confiesa estos pecados a Jesús y resuelve, con su ayuda, no
volver a cometerlos. Él te perdonará y te limpiará de toda maldad. Deja de
preocuparte por esos pensamientos y ellos se irán. Ellos no te pueden separar
del amor de Dios. Nada lo puede hacer:
¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o
persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por
causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de
matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de
aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni
ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo
alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de
Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Romanos 8:35-39. Recuerda que Dios mismo dijo: «No te desampararé, ni
te dejaré» (Hebreos 13:5). Dios nunca te soltará: ¡Él NUNCA te abandonará, incluso cuando estés en
medio de una lucha contra el TOC! Cuando se vaya el falso temor de condenación,
encontrarás que los pensamientos no deseados se irán, porque serás capaz de
poner tu mente en otras cosas, en pensamientos buenos y que traigan paz. Esto
es importante. Relájate. ¡No hay nada que temer ahora! Piensa cuanto te ama
Dios: tanto que envió a su hijo unigénito para que muriera por ti. Si Él dio a
su precioso, su único hijo por ti, ¿no te dará todo lo que necesitas para estar
en paz y mucho, mucho más? Piensa en el perdón, el maravilloso perdón que fluye
libremente y que tienes en Jesús. Piensa en el consolador, que está para
confortarte, para guiarte y para fortalecerte. ¡Descansa en los brazos del buen
pastor Jesús y ten paz! Él no permitirá que te ocurra ningún daño. Descansa y
encontrarás que Dios renovará y refrescará tu mente cansada.
Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto,
todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si
hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.
Filipenses 4:8. Descansa mi querido amigo cristiano en las promesas de
perdón, vida eterna y amor ilimitado. Entrega a Él todas tus ansiedades y
encuentra la paz que sobrepasa todo entendimiento.
Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones
delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de
Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros
pensamientos en Cristo Jesús.