DEBEMOS RECIBIR EN NUESTROS CORAZONES A
JESUCRISTO COMO ÚNICO SEÑOR Y SALVADOR PERSONAL, SÓLO DE ESTA FORMA PODEMOS CONOCER Y EXPERIMENTAR EL VERDADERO AMOR Y PODER DE DIOS .
EL PODER DE DIOS EN MÍ SE HACE PRESENTE CUANDO CREO
FIRMEMENTE EN SUS MARAVILLAS Y MILAGROS, CUANDO RECONOZCO QUE SIN ÉL NO PUEDO
CAMINAR, QUE SIN ÉL NO SOY NADA. EL PODER DE DIOS SE HACE PRESENTE EN SUS HIJOS
CUANDO LA FE SOBRE PASA TODO ENTENDIMIENTO Y CUANDO SE ENTREGA EL ALMA AL
SEÑOR. CUANDO LE ENTREGAMOS ABSOLUTAMENTE TODO A ÉL PARA QUE PUEDA OBRAR Y
MOLDEARNOS COMO EL BARRO PARA HACER BELLAS VASIJAS.
En este sentido, cuando proclamamos el poder de Dios, no tenemos que confiar en nuestras propias fuerzas ni en los estatutos de los hombres, ya que nosotros somos imperfectos y tenemos un poder limitado. Pero cuando vamos de la mano con Dios, el poder del Altísimo se activa en nosotros y podemos lograr muchas cosas.
Así que en la medida en que somos débiles, somos fuertes, ya que Dios nos da esa fortaleza que necesitamos día a día para cumplir el propósito que el Señor tiene en nuestra vida. Por esta razón debemos darle toda la gloria es a Dios, ya que no podemos lograr nada por nuestras propias fuerzas, pero con la ayuda del Padre Celestial somos más que vencedores. Esto nos los enseña la palabra:
“¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba?
¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría
del mundo? Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios
mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la
predicación. Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría;
pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente
tropezadero, y para los gentiles locura; mas para los llamados, así judíos como
griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios” (1ª Corintios 1:20-24).
Para activar el poder de Dios en mí debo
primeramente como cristiano disponer el corazón y conocerlo a profundidad
mediante la palabra, donde se evidencia la existencia de su creación. Así que
la primera manifestación del poder de Dios, la podemos observar en la creación
del mundo, donde el Señor formó todo lo existente hoy día. Tal como se puede
apreciar en su palabra:
“Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder
y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo
entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”
(Romanos 1:20).
Así que a través de la biblia podemos apreciar el
testimonio del poder de Dios al crear el cielo y la tierra, las aguas, los
animales y finalmente al hombre, Adán y Eva, quienes se hicieron a imagen y
semejanza de Dios. Pero gracias a su pecado, fueron desterrados del paraíso.
En la biblia podemos apreciar la descripción del
poder de Dios en el momento de la creación:
“Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos,
y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca. Él junta como montón las
aguas del mar; Él pone en depósitos los abismos. Tema a Jehová toda la tierra;
teman delante de él todos los habitantes del mundo” (Salmo 33:6-8).
El Señor nos exhorta mediante su palabra a que
debemos temerle y tenerlo como nuestro único y verdadero Dios para que nuestras
naciones sean bendecidas y sea activado en Poder en todo el mundo, testificando
sus maravillas y milagros.
De esta manera como creyente debo manifestar el
poder de Dios en mí mediante mi testimonio, dando fe de las obras de nuestro
Padre Celestial y proclamando su grandeza en todo momento y todo lugar.
Uno de los conflictos más frecuentes dentro de los
cristianos es que no tienen mucho conocimiento acerca de Dios. Solo se basan en
repetir lo que han aprendido en las iglesias, sin indagar más allá de lo que
significa tener el poder de Dios en nuestra vida.
Debemos comprender que la realidad es mucho más
poderosa que un mero conocimiento sobre Cristo y su redención. Debes entender
que algo está operando en ti como verdadero hijo de Dios pero para activarlo
debes conocer el poder de la fuerza de Dios y creen fielmente en ella.
En este sentido, Pablo en la palabra hace
referencia a que dentro de nosotros existe una fuente de energía en el momento
en que creímos fielmente en Dios, y esta energía contiene el Poder de su
fuerza, el cual se nos colocó dentro en el momento en que Dios levantó a Cristo
de entre los muertos. Tal como se puede apreciar en el siguiente pasaje:
“y cuál la supereminente grandeza de su poder para
con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, la
cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en
los lugares celestiales” (Efesios 1:19-20)
Sin embargo, si no conozco estas verdades, estaré
en la vida sin revelar el poder de Dios en mí. Incluso andaré tratando en vano
de usar otras fuentes de energía que me permitan manejar diferentes situaciones
adversas que se presenten en la vida. De esta manera nos sentiremos cansados de
usar nuestras propias fuerzas para tal fin, en lugar de emplear la fuerza
poderosa de nuestro Dios, la cual rompe con lo natural y lo posible.
Así que este poder de Dios nos capacita para poder
enfrentar nuestras pruebas y momentos difíciles para así obtener la victoria,
reconociendo que todas las cosas se dan con un propósito u que Dios tiene el
poder para solventar nuestros problemas y darnos fuerzas como a las águilas
para avanzar en nuestra vida y ser felices, sintiendo el gozo del Señor en todo
momento. Tal como lo anuncia su palabra:
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las
cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son
llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que
fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito
entre muchos hermanos” (Romanos 8:28-29)
¿Qué haríamos si creyéramos en el poder de Dios?
Como creyentes de Dios debemos poner en práctica
nuestra fe y no solo decirlo y repetir versículos como si esto pudiera activar
el poder de Dios en mi. Por esta razón hay que reflexionar en cuanto a lo que
hacemos en nuestra vida diaria como cristianos y lo que haríamos si de verdad
creyéramos en ese poder:
1.- ORARÍAMOS CONSTANTEMENTE
La oración es el medio por el cual mantenemos la
comunión con Dios, y es la comunicación que se establece entre Dios y los
hombres para activar el poder sobrenatural de su presencia. Así que si de
verdad creyéramos en el poder de Dios, acudiríamos de inmediato a él y no como
última opción. Tampoco nos olvidaríamos de tener plena confianza en él y
reconoceríamos todas sus bendiciones como un regalo hermoso.
Pero en algunos casos, la vanidad se apodera de
nosotros y nos dejamos llevar por lo carnal porque somos humanos y tenemos
muchas debilidades. Sin embargo, Dios tiene misericordia de sus hijos y nos
otorga su perdón.
Nuestras oraciones deben estar llenas de gratitud y
alabanza, sabiendo que Dios tiene un propósito en nuestra vida y que sus
promesas se cumplirán a su tiempo. En su palabra podemos ver el poder de Dios:
“y dijo: Jehová Dios de nuestros padres, ¿no eres
tú Dios en los cielos, y tienes dominio sobre todos los reinos de las naciones?
¿No está en tu mano tal fuerza y poder, que no hay quien te resista?” (2
Crónicas 20:6)
Si de verdad entendiéramos el poder de Dios, no le
daríamos tanta importancia al enemigo. Por el contrarío tendríamos la certeza
de que nuestro Dios ya lo venció en la Cruz del Calvario y que los hijos de
Dios tenemos el poder de obtener la victoria cuando estemos en la prueba, ya
que el poder del Todopoderoso es infinito, y el del enemigo es finito. Así que
ya Satanás está vencido y derrotado. Tal como lo expresa su palabra:
“Respondió Jesús y dijo: No ha venido esta voz por
causa mía, sino por causa de vosotros. Ahora es el juicio de este mundo; ahora
el príncipe de este mundo será echado fuera. Y yo, si fuere levantado de la
tierra, a todos atraeré a mí mismo” (Juan 12:30-32)
Si pudiéramos entender realmente el poder de Dios,
no seríamos fácilmente engañados con doctrinas de hombres falsas, ni en
aquellos evangelistas que pretenden lucrarse del evangelio, llenos de vanidad y
sin nada de espiritualidad. Al respecto la palabra nos exhorta:
“Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder
se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien
en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual,
por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en
persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” (2ª
Corintios 12:9-10).
Creer en el poder de Dios en mi es sin duda alguna
obedecer la palabra, ya que ahí se plasma el propósito que él tiene con sus
hijos. En estas sagradas escrituras se manifiesta el poder de Dios, sus
maravillas, sus milagros, su majestad. Y resulta un privilegio total ser fiel y
leal al Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. Al respecto la
palabra de Dios expresa lo siguiente:
“Y habló Dios todas estas palabras, diciendo: Yo
soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.
No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna
semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las
aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo
soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre
los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago
misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos” (Éxodo
20:1-6)
En este sentido, debemos obedecer a Dios y no
dejarnos guiar por falsas doctrinas y paradigmas que nada tienen que ver con lo
que nos enseña la biblia. Debemos adentrarnos en su palabra, conocerla,
internalizarla y mantener una comunión con Dios para que nos de sabiduría y
discernimiento, ya que en algunos momentos hay cosas que no entendemos bien y
por eso, podemos caer en las dudas y en las trampas del enemigo.
Pero si nos ponemos la armadura de Cristo,
difícilmente nos podrán engañar, ya que estamos resguardados con el poder de Dios:
“Revestíos con toda la armadura de Dios para que podáis estar firmes contra las
insidias del diablo” (Efesios 6:11)
VERSÍCULOS SOBRE EL PODER DE DIOS
El poder de Dios en mí es un regalo que él nos da
por ser sus hijos. Pero para activarlo debemos obedecerlo en todo momento, leer
su palabra y mantenernos en oración día a día, ya que el enemigo no descansa.
Por lo cual estos versículos te pueden ayudar a conocer la majestuosidad de
Dios para que tu fe no decaiga y confíes plenamente en el Señor, a pesar de las
adversidades:
Romanos 15:13 “Y el Dios de
esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en
esperanza por el poder del Espíritu Santo”
2.- 1ª Corintios 1:18 “Porque la palabra de la cruz es locura a los que
se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios”
1ª CORINTIOS 1:24 “…más para los llamaos, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios”
ROMANOS
15:18-19 “Porque no osaría hablar sino de lo que Cristo ha hecho por
medio de mí para la obediencia de los gentiles, con la palabra y con las obras,
con potencia de señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios; de
manera que desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Iírico, todo lo he
llenado del evangelio de Cristo”
ROMANOS
9:22 “¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su
poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para
destrucción?”
ROMANOS 1:16 “Porque no me avergüenzo del
evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al
judío primeramente, y también al griego”
ROMANOS
1:20 “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se
hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por
medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”
ROMANOS
9:17 “Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he
levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por
toda la tierra”
2ª
CORINTIOS 4:7 “Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la
excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros”
ROMANOS
8:8-11 “Y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. Más
vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu
de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de
él. Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa
del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu de
aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de
los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su
Espíritu que mora en vosotros”
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