4/09/2023

VIVIR EN EL ESPÍRITU Y NO EN LA CARNE

 

UNA VIDA EN ABUNDANCIA

Una vida agradable a DIOS, solamente puede lograrse aprendiendo a vivir en comunión con el ESPÍRITU SANTO, no aferrados a doctrinas y enseñanzas carnales impuestas por el hombre.   La dependencia de un Hijo de DIOS del ESPÍRITU SANTO es fundamental para poder someterse al control y a la voluntad de NUETRO AMADO PADRE CELESTIAL.

JUAN 3:6 “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.”

JUAN 10:10 "El ladrón no viene sino para hurtar, y matar, y destruir las ovejas; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia."

Aunque CRISTO JESÚS es la base de nuestro perdón y de nuestra reconciliación con Dios, no obstante, el ESPÍRITU SANTO es el agente regenerador y vivificador en la vida del creyente. En nuestra naturaleza humana no podemos agradar a Dios, por cuanto la carne no puede sujetarse a sus mandamientos.

Vivir y andar en el espíritu es algo que debe estar siempre en nosotros, andando en el espíritu damos testimonio que AMAMOS A DIOS y muestra que tenemos una cimiente divina.

Como buenos estudiantes de la Palabra de DIOS, sabemos que en los inicios de la creación, DIOS hizo al hombre, como un ser inocente, santo y sin pecado, no obstante por la desobediencia del ser humano (mujer y hombre) a lo ordenado por DIOS, el pecado entro en la tierra y comenzó a reinar en el hombre, la Palabra de DIOS, nos enseña que así como el pecado entro y pasó a todos los seres humanos, por la desobediencia de un hombre, por la obediencia y sacrificio del hijo de DIOS, NUESTRO AMADO SEÑOR JESUCRISTO, todos podemos ser perdonados y justificados, para heredar la vida eterna, para eso debemos aceptar el sacrifico que hizo nuestro amado Señor. El sacrificio que llevo a cabo Nuestro señor Jesús, es la manera que DIOS emplea para libertar y salvar, al ser humano del pecado y la muerte eterna.   La sangre derramada por JESÚSEL CORDERO DE DIOS sirvió de pagó por el rescate del hombre EFESIOS 1:7, PEDRO 1:18-19. Por eso, Jesús dijo que vino “a dar su vida como rescate por muchos” Mateo 20:28.

Tenemos una cimiente divina porque fuimos engendrados por el espíritu, y no por cualquier espíritu, sino por el Espíritu Santo, cuando hablamos de este, no hablamos de algo aparte, estamos hablando del mismo DIOS. Así que, tenemos una cimiente divina que es aquella nos da vida eterna, estar en el espíritu es llevar una vida nueva ya no dominada según los deseos de la carne, sino guiados por EL SANTO ESPÍRITU DE DIOS, al haber sido engendrados por CRISTO tenemos una cimiente espiritual, la cual hace que en EL HIJO DE DIOS muera crucificado el hombre carnal.   La vida en EL ESPÍRITU nos permite dar frutos, como: El Amor, El Gozo, La Paz, La Paciencia, La Benignidad, La Bondad, La Fe, La Mansedumbre, La Templanza  los cuales deben estar presente en nuestra mente, para poder actuar con Justicia ante cualquier situación de la vida diaria, cuando reflexionamos en la palabra de DIOS, nos podemos ver como el reflejo de aquellos Apóstoles que sirvieron a cristo, según los frutos del espíritu el Ser Humanos, puede dominar las obras de la carne, para así no satisfacer los deseos de esta.

Debemos entender que hemos sido reconciliados por medio del Sacrificio de CRISTO ante EL GRAN YO SOY, EL CUAL PERDONÓ, PERDONA Y PERDONARA NUESTROS PECADOS para que no vivíamos bajo un espíritu de condenación que nos mantenga alejados de una verdadera vida plena, regida por una intimidad con Dios. El creyente en Cristo ya no está bajo condenación, pues ha sido justificado completamente (esto es, totalmente perdonado). Cuando nos convertimos en Hijos de Dios, dejamos de ser pecadores para Dios, ya que su relación con nosotros se basa y fundamenta en CRISTO y ÉL no nos ve en la carne sino en el ESPIRITU que ha sido sellado y santificado en todo aquel que reconoce que Jesús es el MESIAS, EL ENVIADO DE DIOS.

“Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.” (Romanos5:1)

“por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.” (Romanos 5:2)

“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús...” (Romanos 8:1)

Nuestras interrelaciones con el projimo, son el resultado de cómo pensamos y de cómo nos desenvolvemos en el mundo, Por tal motivo, LA BENDITA PALABRA DE DIOS nos invita a renovar nuestra manera de pensar, entendiendo que LEJOS DE DIOS NADA PODEMOS HACER.

“En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, Y RENOVAOS EN EL ESPÍRITU DE VUESTRA MENTE, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.” (Efesios 4:22-24)

NO OS CONFORMÉIS A ESTE SIGLO, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” (Romanos 12:2)

 “Digo, pues: ANDAD EN EL ESPÍRITU, Y NO SATISFAGÁIS LOS DESEOS DE LA CARNE.”

(Gálatas 5:16)

SI VIVIMOS POR EL ESPÍRITU, ANDEMOS TAMBIÉN POR EL ESPÍRITU.” (Gálatas 5:25)

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